Mamá Mamá en el colegio me llaman pie de puta

Cesare Lombroso fue un médico y criminólogo italiano cuyas teorías dieron lugar a uno de los debates científicos más acalorados del siglo XIX, con sus teorías intentaba demostrar que los delitos eran realizados de forma innata. Para Lombroso el crimen tenía raíces biológicas. Así Lombroso propuso que se podía reconocer a los delincuentes habituales por sus rasgos físicos. De esta manera se podría establecer una clasificación en la que por ejemplo la nariz aguileña fuera símbolo inequívoco de ladrón, o los arcos supraciliares pronunciados de violador.


Cesare Lombroso


Para Lombroso el tatuaje era un signo de criminalidad innata.

Este dibujo se incluye en el libro de Lombroso El hombre criminal. En su pene lleva la inscripción entra tutto. En el epígrafe Lombroso dice que el tatuaje de las manos estrechadas era muy común en los pederastas.

En biología un atavismo consiste en que en un organismo reaparezca un caracter ancestral. Lombroso consideraba el atavismo como una causa biológica fundamental de la conducta criminal.

Así por ejemplo según Lombroso las prostitutas tenían el dedo gordo del pie más separado de los demás que el resto de las mortales. Que este dedo estuviera más separado lo interpretaba como una pista de que el pulgar de las prostitutas era ligeramente oponible, lo que evocaba más el pasado simiesco que el presente humano, ya que como sabemos algunos monos usan los dedos de los pies para aferrarse a las ramas de los árboles. De esta manera Lombroso deducía que las meretrices al asemejarse más a los monos, eran débiles mentales, lo que les llevaba a ejercer la prostitución.

Y ya dejando de lado los formalismos ¡¿cómo cojones se puede llegar a esta conclusión?!

Los pies de las prostitutas. Figura que fue presentada en el cuarto congreso de antropología criminal (1896). El comentario de Lombroso fue: “Estas observaciones muestran admirablemente que la morfología de la prostituta es aún más anormal que la del criminal, sobre todo por las anomalías atávicas, puesto que el pie prensil constituye un atavismo”.

Me da por pensar si algún chiste de la época comenzaría diciendo:

"Mamá, mamá, en el colegio me llaman pie de puta"

A ver si alguien consigue acabar el chiste, yo no he sido capaz

La información del post está sacada de un libro de Stephen Jay Gould que he leído recientemente: La Falsa medida del hombre. Este libro se ha definido como uno de los alegatos científicos más devastadores de las teorías racistas.